Adiós

Te fuiste de mis manos... te escapaste de mis abrazos y de mis besos. A veces es demasiado tarde para intentar retener lo que ya está perdido y al volver la vista atrás vemos los errores cometidos, callados, silenciados, perdonados, olvidados y sobre todo, latentes.

Y te dejo marchar libremente, en el viento, en un pensamiento. Nunca pensé que llegara este momento, nunca me imaginé esta situación, pero ha llegado, y toca vivirla. Vivirla en toda su intensidad hasta que el dolor traspase mi alma de tal modo que me duela hasta la razón. Sin alivios, sin evitamientos, toda, como un día tocó vivir la alegría.

Ni tu ni yo somos más que dos diminutas criaturas en un todo, en el que seguro, y por suerte, tú y yo, ambos, los dos, encontraremos lo que buscamos, a base de pruebas, fracasos, caídas y reintentos.

Adiós, nos vemos... en un sueño o quizás au bout de la terre

Esos momentos....

El otro día tumbado en la fresca hierba bajo la sombra de un magnifico árbol, me quede contemplando el suave vaivén de las hojas. El tiempo se detuvo, la gente de mi alrededor no existía. Incluso el ruido surgido del roce de la hojas se diluyó. No se explicar que pasó, pero sentí una extraña paz interior. Ese momento me sirvió para conocerme un poco mas, no hice nada, no moví ni un solo músculo, pero complete una parte de mi. Un momento único, un momento inolvidable.

Esos momentos son los que merecen la pena.

Un paseo por la playa bajo la luz de la luna, contemplar el cielo en una noche estrellada, o simplemente observar el atardecer en un lugar como el fin del mundo son momentos que se graban a fuego en nuestro alma y no se olvidan.
No hay que ir en busca de esos momentos, simplemente cuando ocurran disfrutarlos.

Sevilla

Y va subiendo poco a poco la temparatura, ya las habitaciones están caldeadas. La respiración no hace sino remover el plomizo aire que sobre nosotros pesa como una losa.

A lo lejos se ve el ondular del aire, semejante al alma de las viviendas que quiere escapar por el tejado hacia el cielo azul y fresco.

No hay niños que jueguen en la calle, no hay perros que vagabundeen y si los hubiera nadie los vería porque todos huyen al frescor de la sobra hogareña.

A lo lejos se oye el chapotear en una piscina, quién sabe si una fuente. Y de repente el sol cae...

Y la calle se llena de vida, ebulle en los gritos de los niños, los animales se pasean altaneros, el griterío es la banda sonora de una película nocturna.

Sevilla, vive a la espera del Sol, que traiga, paradójicamente, el sueño a los suyos.

Un año

Y ya casi un año...

... Que empecé la carrera
... Que empecé con Clara
... Que nació el Dosstor Episio
... Que conocí la Universidad
... Que conocí a todos estos
... Que etc. etc.

Increíble la de cosas que le pueden pasar a uno en un año, e increíbles las que podrían pasar. Increíble es la forma en la que te sientes atado, o mejor dicho attaché, que siempre he sido yo muy del francés, a las cosas que nacen y los vínculos que se crean. Attaché a Clara, sobre todo... dulce attachement, también a la carrera, que pese a los disgustos que da, los compensa con enseñarte los secretos de la vida del hombre, attaché a las nuevas personas que he conocido en la facultad y que me han enseñado mucho sin ellos saberlo.

Tantas son las cosas que quiero describir (siendo escaso en mí el don de la descripción escrita), y tan pocas las musas que me quieren ayudar, que me siento frustrado. Por no poder llenar páginas y páginas (quizás sean bytes y bytes) de sentimientos, pensamientos, necesidades, ganas y problemas acumulados en un año...

Un año... soñando, soñando en el fin de la tierra.

Sueños... quién conoce a los personajes de sus sueños...tan etéreos, tan irreales, y acaso quién necesita conocerlos. Un largo camino emprendido desde lugares lejanos en el tiempo y el espacio, para confluir en el final de la tierra y soñar sincronicamente, como una mente que deja vagar sus reflexiones en la espuma blanca que el viento lleva de oido en oido en un leve susurrar.
Es este el lugar que resulta de la puesta en común de las ideas de dos conocidos que en el finisterrae se percatan de que lanzan el mismo mensaje en botella con destino a ninguna parte con la esperanza de que alguien recoja su mensaje y haga suyos los sueños, los personajes.
Haga suyo un mundo donde lo sentidos se agudizan al son de las palabras escritas, las ideas reflejas y los sentimientos encontrados.
Como dijo un dia un gran escritor: "la vida es sueño, y los sueños, sueños son"