
Y te dejo marchar libremente, en el viento, en un pensamiento. Nunca pensé que llegara este momento, nunca me imaginé esta situación, pero ha llegado, y toca vivirla. Vivirla en toda su intensidad hasta que el dolor traspase mi alma de tal modo que me duela hasta la razón. Sin alivios, sin evitamientos, toda, como un día tocó vivir la alegría.
Ni tu ni yo somos más que dos diminutas criaturas en un todo, en el que seguro, y por suerte, tú y yo, ambos, los dos, encontraremos lo que buscamos, a base de pruebas, fracasos, caídas y reintentos.
Adiós, nos vemos... en un sueño o quizás au bout de la terre