21 junio 2008

Sevilla


Y va subiendo poco a poco la temparatura, ya las habitaciones están caldeadas. La respiración no hace sino remover el plomizo aire que sobre nosotros pesa como una losa.

A lo lejos se ve el ondular del aire, semejante al alma de las viviendas que quiere escapar por el tejado hacia el cielo azul y fresco.

No hay niños que jueguen en la calle, no hay perros que vagabundeen y si los hubiera nadie los vería porque todos huyen al frescor de la sobra hogareña.

A lo lejos se oye el chapotear en una piscina, quién sabe si una fuente. Y de repente el sol cae...

Y la calle se llena de vida, ebulle en los gritos de los niños, los animales se pasean altaneros, el griterío es la banda sonora de una película nocturna.

Sevilla, vive a la espera del Sol, que traiga, paradójicamente, el sueño a los suyos.

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