23 noviembre 2008

A punto de estallar


Estar enfadado y a punto de reventar es una sensación extraña. Te sientes como si tuvieras algo metido en la garganta y no te pudieras expresar con la suficiente claridad como para que todos te entiendan.

A la vez, cualquier pequeña chispa puede ser el detonante de una gran explosión, incluso con personas que no tienen la culpa de nada. Y eso, la verdad, es bastante doloroso porque acabas igual de enfadado y sintiéndote culpable.

Por otra parte, las buenas maneras, el saber estar, te hacen que no digas las cosas tal y como quieres decirlas para desahogarte, lo que contribuye a aumentar la tensión interna y las ganas de pegarle un mordisco al primero que pasa por tu lado.

Además a todo esto hay que añadirle la presión de los exámenes y las responsabilidades varias que cada uno adquiere y por las que tiene que luchar, aunque sea dando parte de su tranquilidad y de sus pocas ganas de ver a algunas personas.

Lo peor de todo, es que un día te levantas y de ese enfado sólo queda un rastro: el cansancio. Y el cansacio, amigo mío, es para mí, la más molesta de todas las sensaciones.

No sé, como casi nunca, por qué escribo esto aquí, quizás sea mi modo particular de reventar y mandar al carajo (¡oh, taco sonoro en el idioma castellano!) algún que otro problema y/o preocupación.

01 noviembre 2008

El salto de la vida


Todo preparado para irnos, todo a punto menos nuestros nervios, ni uno de nosotros estaba a salvo de esa sensacion, la cual se incrementaba cada vez mas hasta que llegamos al lugar, el cual al verlo nos vuelve a alterar.
Despues de bajarnos de los coches nos aproximamos al puente lleno de gente, los coches pasan sin inmutarse, alguno pita pero nada mas.
cuando llegamos, impresionados por la altura, nos impregnamos del nerviosismo que vivien los que estan a punto de tirarse.
Tras ver saltar sin pestañear a varias persona, una de ellas un niño de no mas de 10 años, nos toca a nosotros.
Nos ponen los elements de seguridad, mientras interiorimente decido si es buena idea o no.
Mi turno... me colcocan la cuerda, mis nervios se han apaciguado, es una extraña sensacion, ya que todavia no se si tirarme o no, memandan subir a la barandilla, sin pensarmelo accedo a la orden y me pongo en la posicion de salto. Delante mio, una caida de 50 m, detras la tierra firme,, mi cabeza todavia anda decidiendo, por fin oifgo la cuenta: 3, 2, 1...¡ALEX!
Nose como explicarlo pero mi cabeza desconecto y mis manos se soltaron solas.
Ya no habia vuelta atras, aquello que tantas veces habia imaginado estaba sucediendo.
Fueron tan solo unos segundos, en los que pude darme cuenta, en los que vi la caida, despues....el caos.
Todo se calmo, yo boca abajo, disfrutando todavia del subidon.
No hay palabras para definirlo, pero lo mas aproximado es el EXTASIS DE VOLAR.